domingo, 9 de noviembre de 2014

Critica de Keynes a la tasa de interés clásica

MAYRA VIVIANA SIERRA CALDERÓN 

La economía clásica plantea que la tasa de interés influye e incentiva los ahorros y que éstos se convierten en la oferta de fondos prestables o en la inversión, es decir, existe una función que conecta los ahorros y la tasa de interés. Por otro lado, la función de la inversión conecta la tasa de interés y las inversiones, de tal manera que a medida que aumenta la tasa de interés aumenta el ahorro, y por el contrario las inversiones serán mayores con menores tasas de interés. Así, la economía clásica afirma que la tasa de interés es el precio que equilibra la demanda de inversiones y los ahorros.

Frente a estos postulados, Keynes los critica drásticamente, ante el caso de los ahorros dice que la tasa de interés no determina el ahorro de las personas o familias, para él lo que define el ahorro es el ingreso, teniendo en cuenta claro, la propensión marginal a consumir, de tal manera que un mayor ingreso producirá un mayor ahorro. Por otro lado Keynes a su vez plantea que la eficiencia marginal del capital es la que influye en el volumen de las inversiones y que la tasa de interés es la que define la cantidad de fondos disponibles para que se lleven a cabo las inversiones. Con esto podemos ver que para él, la tasa de interés no equilibra la demanda de inversión y los ahorros como lo afirman los clásicos, sino que se fija en el mercado de dinero y de la preferencia por la liquidez o de la demanda de dinero.

Keynes supone que es un error estudiar el interés bajo el supuesto clásico, ya que la tasa de interés es el medio por el cual los cambios monetarios causan cambios en la demanda agregada y en el ingreso, es decir, el dinero produce efectos sobre el ingreso, dado que el dinero influye en la tasa de interés conlleva al análisis de los efectos de una modificación en la cantidad de dinero; una expansión monetaria induce a la baja de la tasa de interés, lo que a su vez estimula la demanda y la producción. Por lo tanto, Keynes sostuvo que el interés no significaba la recompensa por la privación de consumo, sino el premio por renunciar a atesorar activos líquidos. En otras palabras, la tasa de interés no es la recompensa al ahorro, sino el precio que equilibra el deseo de conservar la riqueza en efectivo. Dicho de otra manera es la cantidad de dinero combinada con la preferencia por la liquidez lo que determina la tasa de interés.

Ahora bien, en la actualidad la tasa de interés es una estrategia del estado dentro de las políticas monetarias con la cual se busca impulsar el crecimiento, así la tasa de interés es una herramienta de motivación para que la gente ahorre y acumule riqueza. La tasa de interés refleja las preferencias temporales de los individuos, de tal manera que en la realidad hay individuos con preferencia temporal muy baja y otros con preferencia temporal muy alta. Unos estarán  dispuestos a renunciar el consumo presente por un valor adicional en el futuro, y otros que preferirán ofrecer un valor adicional en el futuro a cambio de incrementar el consumo presente. En cuanto a esto Keynes tuvo gran acertividad así como cuando explica que los factores subjetivos que llevan a los individuos a consumir no son tenidos en cuenta por la economía clásica.
Aunque la política de la tasa de interés presenta diversos aspectos, cada uno de ellos reviste importancia en lo que respecta a la fase de su ejecución y a los objetivos perseguidos con la política monetaria, fiscal y de desarrollo; papel especial desempeña la función que la tasa de interés pueda tener, tanto en el desarrollo del sistema financiero como en la promoción del ahorro privado voluntario, a través de las instituciones de crédito.

Para nuestro análisis particular, en Argentina  la tasa de interés se utiliza para estimular el ahorro en moneda nacional. La reciente suba en las tasas de interés de los instrumentos del banco central, con pleno impacto en las tasas bancarias, pretende desincentivar la compra de dólares por parte del público y empresas , de modo de mantener la brecha cambiaria en niveles considerados razonables, al tiempo que incentiven cierto ahorro en moneda local y contengan las presiones inflacionarias. Con esto podemos decir que los clásicos no se equivocaron cuando afirmaron que la tasa de interés influye en el monto ahorrado pero también es claro que Keynes acertó cuando explica que el ahorro no depende de la tasa de interés, que por el contrario son múltiples aspectos los que se deben involucrar para poder medir el nivel de ahorro e inversión.



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