Andrea Muñoz Delgado
Teniendo
en cuenta la teoría clásica que supone que la tasa de interés es el factor que
equilibra la demanda de las inversiones con la propensión al ahorro. La
inversión representa la demanda de recursos disponible y el ahorro la oferta. Es
decir, siendo el interés el precio pago por el uso del capital en cualquier
mercado, ese tiende a establecerse a un nivel de equilibrio en el cual la
demanda global de capital será igual al capital total que se obtiene a esa
tasa.
La
teoría clásica afirma que todo acto de ahorro reduce la tasa de interés, de modo
a que la producción de capital sea automáticamente estimulada y que cada acto
adicional de inversión hace subir necesariamente la tasa de interés, a menos
que se verifique un cambio en la propensión a ahorrar.
El
problema está en que la teoría clásica olvida la influencia de los cambios en
el nivel de los ingresos. Las variables independientes de la teoría clásica de
la tasa de interés son la curva de demanda del capital y la influencia de esa
tasa sobre la cantidad ahorrada de un determinado ingreso. Un segundo problema,
es que la tasa de interés no es una recompensa a la espera, es una recompensa a
la renuncia por la liquidez, es un premio de riesgo.
Considerando lo anterior y llevándolo al caso
venezolano, el control de capitales hace que la tasa de interés interna se
desvíe de la tasa de interés internacional, es decir que al existir controles
de capitales, la tasa de interés nacional no es
necesariamente igual a la tasa de interés internacional . Tampoco las familias
pueden convertir activos externos en moneda local en forma rápida o viceversa, lo cual limita a los hogares en
sus decisiones de inversión o consumo y tránsito, es decir en libertades
fundamentales de todo ciudadanos.
Además, en
Venezuela el BCV ha tenido como meta reducir el ritmo de aceleración de precios, dada la persistente tendencia
inflacionaria del país en la última década. Ello conlleva una reducción de las tasas de interés, las cuales
en promedio han sido negativas y no
reflejan así la prima de riesgo país, la cual ha oscilado alrededor de 8%
durante el año, y que estimula la fuga de capitales del país. De igual forma,
la inestabilidad política y económica del país también se ha materializado en
que inversionistas extranjeros perciban un mayor de riesgo a la inversión de
capitales. La tasa de oportunidad de retribución al capital invertido, dado el alto
nivel de riesgo, desestimula la inversión privada en industria, y esto a su
vez, pudiera ser un factor favorable para la asignación de recursos en el
sistema financiero, si la tasa de interés efectiva es atractiva como recompensa
a la renuncia por la liquidez en forma de activos fijos que pudieran ser
invertidos en iniciativas empresariales. Sin embargo, el estricto control de
capitales impuesto por Venezuela limita que esta conducta sea una tendencia
general por los inversionistas del país. Para evitar la fuga de capitales, las
tasas de interés tendrían que reflejar una tendencia a ser iguales a las tasas
externas de plazos equivalentes, sumadas a las expectativas de devaluación del
bolívar y al riesgo país.
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