domingo, 9 de noviembre de 2014

Las trabas en la teoría clásica de la tasa de interés.




Andrés Burbano.

Keynes dedica un capítulo entero de su Teoría General a realizar una exposición de la visión clásica de la tasa de interés, y con esta a su manera de ver el comportamiento del mercado de dinero y capital financiero.

Keynes cita a distintos autores clásicos para mostrarnos que la tasa de interés es el precio del dinero en un mercado donde se equilibra la oferta de recursos para la inversión (traída por los ahorradores) y su demanda (traída por los inversionistas). De esta manera se nos muestra que el mercado de dinero se comporta de manera homogénea al mercado típico de bienes y servicios.

Sin embargo, las dificultades en la comprensión de este marco de fenómenos comienzan, según el autor, en la determinación de los puntos de equilibrio para estas curvas de oferta y demanda. Ya que según la teoría clásica, bajo cierta tasa de interés se equilibran las cantidades ofrecidas y demandadas de dinero, a un ingreso dado; y es que este es el problema raíz detectado por Keynes. La escuela clásica asume el funcionamiento del mercado de dinero a tasas de interés en puntos de equilibrio reconociendo distintas variables dadas y afirmando ceteris paribus, ignorando las relaciones causales que se desprenden entre estas distintas variables. Sobre todo en la cadena de dependencia de ingreso, ocupación e inversión.

Keynes nos enseña el comportamiento real de las curvas de oferta y demanda de dinero teniendo en cuenta este tipo de relaciones (un comportamiento rotundamente distinto al otorgado por los clásicos), todo con el fin de obtener la conclusión de que la tasa de interés no determinará únicamente la inversión en las curvas del mercado de dinero, sino que entrarán en juego distintos factores que alterarán el devenir de este intercambio, tales como la eficiencia marginal del capital, la preferencia por la liquidez, el nivel de ocupación etc.


Expreso concordancia con lo anteriormente expuesto, ya que se rodea de lógica si lo vemos desde un punto de vista donde agreguemos el movimiento de los costos de oportunidad de actividades productivas frente a iniciativas de inversión en mercados financieros. Sin embargo, no podemos desechar enteramente la propuesta clásica, puesto que bajo mi punto de vista es plausible para ciertos casos, tales como las bolsas de valores, donde la inversión en valores se abstrae de la estructura productiva al remitirse a la comparación de costos de oportunidad en mercados del mismo rubro. Así obteniendo la requeridas “variables dadas” para el caso clásico.

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