VIVIANA ANDREA SANCHEZ
BRAVO
En
Panamá hay una pobreza profunda, que afecta el 37.3% de la población (más de la
mitad son niños), a pesar de un ingreso per cápita relativamente alto. Hay más
de un millón de personas pobres, en especial en el campo, y sobre todo en la
población indígena. La crisis de fines de los ochenta agravó el problema de
pobreza al suspenderse por unos años las oportunidades de empleo y reducirse el
salario real, lo que tomó años para recuperarse.
Es
una economía que muestra una situación
en la que la demanda efectiva agregada tiende dinámicamente a superar a la
oferta de pleno empleo, generando presión
inflacionaria, Según cifras recientes de la Encuesta de Hogares realizada en
Panamá, la tasa de desempleo aumentó de 11.8% en agosto de 1999 a 13.3% en
agosto de 2000, y es posible que actualmente ande en 14%.
Esta caída vertical en
el empleo podría ser aceptada como el desempleo involuntario, (abierto) se consideran aquellos ciudadanos que no están
trabajando, que están buscando activamente trabajo y que además están en
condiciones para trabajar e incorporarse
de manera inmediata al sistema laboral. los empresarios panameños no mantienen mano de
obra que no necesitan, lo que lleva nuevamente a keynes y su concepto de
demanda efectiva, el empleo viene dado en el punto donde se corta la función de
producción con la función de demanda agregada. ; si miramos como el desempleo
es consecuencia de una deficiencia en la demanda efectiva, las empresas venden
menos, por lo que producen menos y de acuerdo con el concepto de la función de
producción, se necesita asimismo menos mano de obra.
Pero en el escenario
panameño el mercado laboral demanda un elevado número de mano de obra no
calificada con remuneraciones cada vez más bajas, marginando a los hombres y mujeres que rebasen los 35
años, sobre todo, si es calificada. Esto último sienta las bases para la
promoción de la informalidad laboral y, por ello, no baja del 41% de la
población ocupada.
En panamá difícilmente se puede pensar en una inflación
originada en el mercado laboral, lo que se confirma si se tiene en cuenta que
el proceso inflacionario desatado hace algunos años significó que el salario
real medio de los trabajadores fuera inferior, Más aún, si la inflación
proviniera del lado de la demanda, entonces, en una economía abierta, se
tendría que dar una mayor inflación en los precios de los bienes y servicios no
transables que en los transables, sobre todo los importados. De esto último no
existe evidencia si se tiene en cuenta que entre los mayores aumentos de
precios se encuentra el de los alimentos, de los cuales el país importa más de
mil millones de balboas, y el de los combustibles, todos de origen importados.
De lo anterior la causa del porqué los sectores dominantes
insisten en que se trata no de una inflación tipo “comodity”, como la llamo
Keynes, sino de una generada por la demanda efectiva y la tensión resultante en
el mercado laboral. La respuesta se encuentra en la economía política. En
efecto, esta forma de abordar el problema representa, en primer lugar, un
intento de enmascarar el hecho de que una importante causa de la inflación es
la creciente dada por los oligopolios. Además se constituye una amenaza a los
trabajadores, de acuerdo a la cual si estos intentan impulsar un aumento
general de salarios serán penalizados y reprimidos con una contención de la
demanda efectiva originada en el sector público, la cual estará destinada a
elevar el desempleo y la competencia entre los trabajadores como mecanismo de
defender las ganancias.