Mayra Viviana Sierra Calderón
John Maynard Keynes en su teoría general de la
ocupación hace referencia a la tasa de interés para ello comienza por analizar
varios factores que influyen, entre ellos la propensión a consumir que ya en
capítulos anteriores la había nombrado; afirma que las preferencias
psicológicas están
dados por la propensión a consumir. Recordemos que la propensión determinara
que parte del ingreso consumirá cada individuo y cuanto guardara de ese poder
adquisitivo para un consumo futuro, pero frente a estas decisiones queda otra
inquietud por resolver pues como saber cómo conservara el poder adquisitivo de
ese consumo futuro, si deseará que sea liquido o de que otra forma podrá
consérvalo, de aquí que se debe determinar la tasa de interés.
Keynes dice: “la
tasa de interés no puede ser recompensa
por el ahorro o la espera, por el contrario es la recompensa por privarse de
liquidez durante un periodo determinado”. Luego la tasa de interés
combinado con la preferencia por la liquidez determina la tasa real de interés
en circunstancias dadas.
De esta afirmación se debe aclarar que la preferencia
por la liquidez como medio para conservar riqueza que es uno de los propósitos económicos,
está ligada con la incertidumbre que hay respecto al futuro de la tasa de
interés, que por supuesto influye directamente sobre el individuo al momento de
decidir si desea liquidez inmediata o si prefiere conservar la liquidez de otra
manera.
Al hacer el análisis de la tasa de interés Keynes
señala que a un nivel bajo de tasa de
interés, los pequeños ingresos que se ganan por mantener bonos serían
compensados por los miedos de sufrir grandes pérdidas de capital. En este caso,
la preferencia por la liquidez se vuelve virtualmente absoluta, en el sentido
de que casi todos prefieren dinero que activos financieros. Se podría decir que
en estos casos, la autoridad monetaria pierde el control efectivo sobre la tasa
de interés.
Este caso es una situación particular, que se produce
cuando la economía atraviesa una gran depresión y la tasa de interés es muy
baja, tanto que no hay expectativas de que siga bajando. Más claramente
estaríamos en lo que se llama trampa de liquidez, donde la preferencia por la
liquidez tiende a hacerse absoluta, es decir las personas prefieren conservar
todo el dinero antes que invertirlo, por lo que las medidas tendientes a
aumentar la masa monetaria no tienen ningún efecto para dinamizar la economía y
las autoridades monetarias no pueden hacer nada para llevar la tasa de interés
a un nivel adecuado.
Esto ocurrió en los años 90’ en argentina cuando
debido a la tasa de interés tan baja, la preferencia por la liquidez fue abundante,
la gente empezó a retirar el dinero de los bancos porque se pensaba que en el
largo plazo la tasa de interés empezaba a aumentar. En esta situación, si el
gobierno quisiera aumentar la cantidad de dinero buscando reducir aún más la
tasa de interés ya deprimida, dada tal indiferencia, los agentes privados la
absorberán como saldo especulativo o transaccional y no lo aplicarán en la
adquisición de bonos, por lo que no aumenta la demanda de los mismos, no
aumenta su precio y por lo tanto no disminuye la tasa de interés.
Pero a pesar de que la trampa de la liquidez está
presente en la bibliografía keynesiana, no fue considerada por Keynes en su
análisis.
Por último es debido nombrar que la tasa de interés de
equilibrio en la teoría de Keynes está determinada por la intersección de la
demanda y la oferta monetaria. Así, la tasa de interés es el precio que
equilibra el deseo de mantener la riqueza en la forma de dinero de acuerdo a la
cantidad de dinero fluctuante en la economía.
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