Jesús Andrés Burbano
He escogido para
este texto paralelo y los que están por venir, tomar como referencia para el
análisis de la teoría económica keynesiana los aspectos económicos, políticos y
socio-culturales de Bélgica.
Antes de hacer
énfasis y opinión de lo expresado por Keynes en el capítulo 2 de su teoría
general para el caso belga, me es menester el reconocerle una crítica sólida
hacia los postulados de la teoría neoclásica paradigmática (a la cual Keynes
llama “escuela clásica”, y así la denominaré de ahora en adelante) sobre la
ocupación. Lo que quiero resaltar de su crítica es que logra hallar fallas
estructurales dentro de supuestos de gran peso dentro del desarrollo de la
teoría clásica, sin necesidad de recurrir, prácticamente, a ningún tinte
ideológico en su discurso. Tal vez el detectar estas fallas en supuestos claves
le haya sido más fácil debido a las diferencias en la práctica en la estructura
laboral entre los años 1930 y la segunda mitad del siglo XIX; aun así, percibo
que lograr una crítica fundamentada “dentro del mismo juego” de los clásicos es
algo que pocos pueden lograr.
Pasando al
análisis pertinente, iniciaré con concordancia hacia la argumentación
discrepante de Keynes respecto al segundo postulado que ubica de la teoría clásica,
bajo el cual no existe la desocupación involuntaria. Bélgica, como país dentro
de la zona euro, afronta la recuperación de su economía tras las repercusiones
de la crisis de 2008, y trata de salir de una contracción en su crecimiento
que, estimando de manera positiva, será del 1.7% para el 2015 (0.3% con
respecto a 2014). Pero es necesario mencionar las medidas que se prevén serán
aplicadas por la política económica del país: basadas en una proliferación de
la fuerza laboral mayor de 65 años más allá de su edad de jubilación y una
serie de flexibilizaciones en la política laboral que recaerán en el desempleo
de los habitantes más jóvenes de Bélgica. Así que, teniendo en cuenta que
Bélgica destaca por su alto porcentaje de fuerza laboral altamente preparada
debido a un buen sistema educativo, y además, que su sistema económico depende
en gran parte del sector servicios; podríamos preguntar a los jóvenes de fuerza
laboral de baja remuneración y en mayor parte víctimas del desempleo por la
crisis: ¿Creen que su desocupación es voluntaria? La negativa es evidente.
Si tratamos de
recurrir a la desocupación friccional para justificar el caso, sería difícil
plantearnos que este sea un caso de recursos no captados entre periodos por las
empresas, ya que para mí es complicado ver cómo se captan recursos tendiendo a
la optimización de la producción en medio de la peor crisis económica de la
historia. El mensaje es claro: la ocupación plena no existe y Bélgica está
lejos de si quiera acercarse, al menos
en este momento.
Pasando a otro
tema, también puedo expresar que cuando Keynes nos dice que los grupos de
trabajadores luchan por una constancia o sostenibilidad de sus salarios reales
sólo para su grupo, esto se puede tomar como una regularidad empírica, más no siempre
se da. Bélgica podría no ser un contraejemplo de la afirmación de Keynes,
puesto que el país se caracteriza por una división socio-cultural entre las
regiones de habla valona y flamenca, división que ha recaído en los aspectos
políticos y en diferencias en el crecimiento industrial de Flandes (próspera en
este sentido) y Valonia (apenas despegando debido a la crisis). Por lo cual se
puede decir que si existe una lucha interna de sindicatos que ha traído
diferencias en sus niveles de vida y
ventajas laborales, pero estoy hablando de uno de los países con más alto IDH
del mundo, el cual ha obtenido sus ventajas y nivel de vida dentro de un
proceso histórico que no se remonta necesariamente a la puja de sindicatos
separados.
Vistas las
anteriores discrepancias de Keynes, pienso que hay muchos temas por argumentar
sólo para este capítulo, sin embargo la necesaria brevedad de esta publicación
no lo permite. Aun así me doy el lujo de expresar una última concordancia con
el autor frente a su crítica hacia los postulados clásicos sobre la ocupación:
actualmente los asalariados no tienen el poder de reaccionar de manera efectiva
para reestablecer el equilibrio entre la desutilidad marginal de su labor y su
salario real, al menos no de manera total; como lo dice Keynes, si lo anterior
se diera, cada cambio llevaría a un nuevo equilibrio, y para mí, equilibrio en
economía es una palabra muy fuerte.
Fuentes:
-
KEYNES,
John Maynard. Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero. Fondo de
Cultura Económica. México D.F. 1943.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarEste ha sido uno de los textos más maquillados y profundos que he leído, por lo tanto me parece que ha sido muy bueno. Sin embargo me confundí cuando habla de desocupación involuntaria y luego pasa a la voluntaria, no creo que se haya aclarado esa idea.
ResponderBorrarA veces sentía que se abarcaba mucha información que debía ser más desarrollada, quizás por lo corto del texto no se pudo.
Eliminé el primer comentario porque me faltaba esta parte: A pesar de que hablar en economía sobre equilibrio sea algo muy "fuerte", siempre se habla y se aplica, hasta hoy día.
Terminando, vuelvo a aludir este escrito.
Saludos.