Fredy Hernan
Enriquez Rivera
Para entender en mejor
medida el efecto del multiplicador es
necesario remitirnos a la condición fundamental, de la propensión marginal al
consumo. La cual establece que la propensión marginal al consumo es menor a 1,
lo que evita que el multiplicador tenga valores extremos. La propensión es una
condición dinámica de situaciones en economía que tiene en cuenta el tiempo y
condiciones particulares para su análisis. Así pues, tanto en general el
multiplicador como la propensión son función de procesos económicos, estos si
difieren en sus estructuras económicas, tergiversando los resultados del multiplicador.
De tal forma que en
economías ricas podemos ver altos niveles de consumo en términos absolutos, sin
embargo su propensión marginal es baja. De igual forma es importante entender que la propensión
marginal al consumo disminuye a medida que se acerca al pleno empleo, dándonos
una percepción del comportamiento de la economía.
Ya introducida la pmgc,
podríamos definir que el multiplicador keynesiano es bidimensional por que
considera dos elementos, la inversión y el ingreso medido en unidades de salario.
Y para aumentar el ingreso se requiere cada vez mayor aumento en la inversión
para reactivar la economía dado ya el problema de demanda efectiva.
Si lo que queremos es
determinar los cambios en el ingreso nacional dados cambios en el consumo y la
inversión debemos considerar que la inversión dependerá de la tasa de interés y
de la eficiencia marginal del capital. Esta última es importante porque
establece un nexo entre presente y futuro
sobre las expectativas y las
fluctuaciones de este determinan el ciclo económico.
El multiplicador
keynesiano se define así: 

Podemos establecer que
hay una relación directa entre la pmgc y el multiplicador. De igual forma se
debe tener en cuenta las relación entre la emgc y la tasa de interés para
determinar el efecto del multiplicador, pues si emgc es menor que la tasa de
interés no habrá inversión y si habrá ahorro menguando el efecto multiplicador.
De esta manera,
implícitamente podemos determinar algunos de los factores que afectan el
multiplicador keynesiano y que cambian con las estructuras de mercado de las
diferentes economías: los impuestos, los parafiscales, la reforma tributaria,
gasto público, la política monetaria.
En España esperaremos
que el multiplicador keynesiano no muestre grandes efectos, pues es una
economía que atraviesa una crisis. Si bien las políticas de austeridad parecen
no ser sido las más populares ni las más convincentes, es importante que si un
cambio (como el que se pretende) en tales medidas más flexibles (disminución de
impuestos) para aumentar la incrementar
la renta disponible se traduzca en aumento en el consumo y no en ahorro. Lejos
está este país de tener una propensión marginal al consumo baja, esta es alta y
como sabemos desciende cuando se acerca al pleno empleo, y la tasa de desempleo ronda el 25 %. En este
mismo sentido el multiplicador se encuentra insensible a grandes cambios y a
corto plazo, pues la tasa de interés es cercana a cero y sus efectos inmediatos
sobre la renta parecen contrarrestarse con políticas que favorecen a los
empresarios y quien tienen disponibilidad de ahorrar, que no necesariamente se
traduce en nuevas inversiones que estimulen el multiplicador. Empero el efecto
multiplicador explica una situación en otro sentido, pues explica como cae el
PIB ante disminuciones en el consumo y la inversión, una característica más
cercana a la crisis española. Esta tasa de interés muy baja a la que trajo la
crisis da poco margen a las políticas monetarias dando preeminencia a las
políticas fiscales, y estas políticas fiscales llevan como han venido empeoran
la crisis, generando incertidumbre
frente al futuro.
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