Isabel Cristina Rivera Lozada
Cuando acudimos al salón de clases, solemos esperar que la profesora o el profesor de turno al frente del tablero nos diga la verdad revelada. Hoy menos que nunca es esto realidad. En la era de la información, cada vez es menos probable que las y los profesores cuenten entre sus haberes de conocimiento la respuesta a todas las preguntas, el conocimiento de cada nueva teoría, planteamiento o hipótesis, en éste caso, económica. Es más, sí las y los apreendientes se encuentran comprometid@s responsablemente con sus procesos de aprendizaje, pueden superar en conocimientos específicos a quienes cumplen su tarea como moderadores pedagógicos.
De allí que tenga importancia la posibilidad de compartir saberes y aprendizajes propios de aquellas y aquellos con los que se comparte la alegría de compartir aprendizajes. Aquí encontrarán algunas de estas percepciones.
- suelen abarcar muchos temas y no logran la suficiente profundización en ellos; la amplitud impide la adecuada y coherente coordinación.
- La mayoría de textos no plantean conclusiones ni soluciones frente a lo planteado. Aquellos que sí lo tienen, no las llevan a profundidad.
- Deseable mejorar la redacción y argumentación de los textos
- Atender la aplicación de la teoría para el contexto elegido
- Basarse en estadísticas suministradas por fuentes oficiales
- No limitarse a resumir lo explicado en clase
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