Diana
Camila Mora Montilla
Como punto de
partida, hay que tener cierta claridad de los conceptos a tratar para así
desenlazar de forma adecuada el objetivo que propone el texto, que en esta ocasión, es la manera cómo opera
la demanda efectiva para el caso colombiano teniendo en cuenta especialmente,
el sector productivo cafetero, por lo tanto, es relevante mencionar que la
demanda efectiva es aquella donde la oferta global se iguala a la demanda
global, es decir , el precio al que esperan realizar los productores su
producción, dado un nivel de ocupación, sea igual a lo que esperan recibir dado
un nivel de ocupación.
Pasando al análisis
concerniente, hay que destacar que unos de los sectores que ha aportado a gran
medida a la tasa de crecimiento de la economía colombiana, a la tasa de
ocupación (empleo), a la estabilidad monetaria y cambiaria de la nación es el sector
cafetero. El café es la columna vertebral del país y del comercio exterior
colombiano, partiendo de esto, los precios, el consumo y la producción de café
han registrado fuertes fluctuaciones, que pueden establecer un riesgo monetario
para los agentes participes del mercado, pues este ha perdido más del 50% de participación
en los últimos doce años según estudios realizados, sin embargo, la expansión
de café en el comercio internacional
sigue siendo la mayor fuente de divisas para el país. Otro aspecto a tener en cuenta, es que el
sector cafetero es el mayor generador de empleo en el país, en especial, del
rural, debido a que la actividad cafetera es altamente intensiva en el uso de
mano de obra, lo cual es equivalente al 40% del empleo agropecuario, sin
embargo, las políticas de globalización que se han venido desarrollando a lo
largo de la historia, afectan de manera radical a los campesinos, donde el
tratado de libre comercio (TLC) toma fuerza, y hace que aquellas
multinacionales que tienen el monopolio
de importación de fertilizantes, imponga precios intolerables y descontrolados
a los caficultores, o como ellos mismos dirían “Los
cafeteros colombianos terminamos pagando precios al doble o al triple de lo que
lo pagan los del resto del continente” (El espectador), en este sentido, el
café pasar a ser un negocio difícil de rentar, en la medida en que los
productores han dado cuenta que sus ingresos no son suficientes para cubrir los
costos de elaboración, lo que ha dejado como resultado fuertes manifestaciones,
que exigían un aumento de subsidios en este sector, de lo contrario, los
trabajadores no estarían dispuestos a continuar sus labores, o acudirían a un
traslado a otro sector productivo más rentable.
Por otra parte, contextualizando lo
mencionado, y dando una mirada más general a la economía en el caso colombiano,
cabe mencionar que el planteamiento que realiza Keynes sobre la demanda
efectiva no aplicaría para Colombia, puesto que se tendría que implementar una
política fiscal expansiva que incentive un buen desempeño en la economía nacional
para lograr niveles aceptables de crecimiento, inflación y desempleo, evitando
a gran medida las fluctuaciones del mercado, de esta manera, el Estado podría
regular el cobro de impuestos y a la vez garantizar el pago de estos, por ende,
si se reducen los impuestos que se cobran al público los individuos tendrán más
ingreso disponible para comprar bienes y servicios, así que se estimularía el
consumo. A la vez el Gobierno tendría la oportunidad de elevar el gasto
público, que permitiría tener mayor control sobre el nivel de salarios y las
contrataciones, de igual modo, brindaría programas de obras públicas, planes de
empleo y formación, entre otras que influirían sin duda alguna en el nivel de
ocupación de la población. También se tendría que implementar una política
monetaria expansionista, en el que el banco central amplificara la oferta
monetaria, lo que traería un efecto positivo en el aumento del nivel de
producción y de empleo, ya que al
disminuir la tasa de interés no se incentivaría al ahorro, por ende, se
estimularía a la inversión.
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